El hijo único suele tener mala reputación. Estereotipadas como autoritarias y engreídas, las personas que crecen sin hermanos no siempre son vistas con buenos ojos, especialmente por aquellos de nosotros que tenemos al menos uno o dos hermanos. Jesús pudo haber actuado como hijo único a veces en los evangelios, pero los cuatro evangelistas hacen mencionan a sus hermanos y hermanas.
En Marcos, una multitud le pregunta a Jesús: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón, y sus hermanas están aquí con nosotros?” (6:3). En Lucas, cuando una multitud reunida le dice a Jesús que lo escuche hablar: “Tu madre y tus hermanos están afuera, queriendo verte,” Jesús los rechaza: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios. Dios y la siguen” (8:19-21). Y Juan escribe que después de que Jesús realizó sus primeros milagros en Caná, “descendió a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos; y permanecieron allí algunos días” (2:12).
La evidencia puede parecer clara, pero los eruditos de las Escrituras y los teólogos han estado debatiendo estos y otros pasajes durante casi dos milenios, discutiendo si esos hermanos y hermanas eran en realidad hermanos biológicos, hermanastros, “medios” hermanos o si ni siquiera eran hermanos en absoluto, tal vez primos.
La primera discusión registrada fue entre San Jerónimo y otro teólogo del siglo IV, Helvidius, quien había escrito que después del nacimiento virginal de Jesús, María tuvo otros hijos con su esposo, José. San Jerónimo no estuvo de acuerdo, indicando que para el siglo IV al menos parte de la comunidad de la iglesia creía que María había permanecido virgen por el resto de su vida. Estos hijos de María, dijo Jerónimo, eran de María de Clopas, la tía de Jesús y la hermana de su madre, por lo que eran primos. Afirmó que la palabra griega adelphos podría referirse a primos, no solo a hermanos biológicos.
Epifanio, obispo de Salamina y contemporáneo de Jerónimo y Helvidius, arrojó otra posibilidad al sombrero. Argumentó que los hermanos no eran primos, sino los hijos de José de un matrimonio anterior, lo que los convirtió en los hermanastros de Jesús. José no se menciona fuera del nacimiento de Jesús, lo que hace que algunos crean que era mucho mayor que María y murió antes del ministerio público de Jesús. Es una conjetura, pero algunas obras apócrifas, como el Protoevangelio de Santiago, el Evangelio de Pedro y el Evangelio de la infancia de Tomás, parecen indicar una tradición de creencia de que los hermanos y hermanas de Jesús eran hijos de José.
Estos tres argumentos generales continúan siendo defendidos y disputados por los estudiosos de hoy, cuyas posiciones dependen principalmente de sus tradiciones particulares y de cómo interpretan la teología de la iglesia primitiva. Los escritores del Nuevo Testamento no dejaron una imagen clara de lo que pensaban los cristianos del siglo I sobre la virginidad de María después del nacimiento de Jesús, si es que dejaron algún detalle. Todo lo que podemos decir con certeza es que el árbol genealógico de Jesús parece tan complicado como el de muchas familias modernas.
Este artículo también está disponible en inglés.
Este artículo apareció en la edición de diciembre de 2013 de la revista U.S. Catholic (Vol.78, No. 12, página 46).
Imagen: Foto cc de Flickr de Nicole O’Neil Photography
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